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De acuerdo con la firma TollFreeForwarding, el ser humano del futuro se vería de esta forma, con joroba, cuello encogido y mano en garra. | Foto: <a href="https://tollfreeforwarding.com/blog/from-text-claw-to-tech-neck-how-technology-affects-our-bodies/" target="_blank">TollFreeForwarding</a>
La espalda y cuello del ser humano del futuro se inclinaría hacia el pecho como consecuencia de "mirar hacia abajo a nuestro teléfono o hacia arriba en la pantalla" (Foto: TollFreeForwarding)
La mano en garra surgiría como resultados de sostener constantemente el teléfono móvil (Foto: TollFreeForwarding)
Otras características del ser humano en el año 3.000 serían el codo en ángulo recto, un segundo párpado interior, un cráneo más grueso y un cerebro más pequeño (Foto: TollFreeForwarding)
redacciongestion@diariogestion.com.pe
¿Cómo nos veríamos en el año 3000? En los últimos años y con el avance de la tecnología, las personas nos hemos vuelto más tependientes de los apartos como teléfonos inteligentes, laptops, relojes y otros dispositivos. Y si bien sirven para desarrollar nuestras actividades y responsabilidades cotidianas, ¿sabías que su uso desmedido podría modificar radicalmente la anatomía del ser humano de cara al próximo milenio? Aquí te mostramos las pruebas de ello.
“Si bien la tecnología ha sido excelente para la creación de empleo, la productividad y el aprendizaje de nuevas habilidades, existe una creciente evidencia que revela los efectos negativos que la tecnología puede tener en nuestros cuerpos”, señala el informe de Toll Free Forwarding, una empresa internacional de telecomunicaciones.
Aunque parezca sacado de una película de ciencia ficción, este informe es una realidad. Y se basa en estudios, investigaciones científicas y opiniones de expertos sobre el tema para luego plasmarlos en imágenes 3D de lo que sería un futuro humano por el uso desmedido de estos aparatos. Solo sigue leyendo para comprobar lo dicho líneas arriba.
Mindy, como se llama el modelo creado en 3D, presenta joroba, cuello encogido, mano en garra, codo en ángulo recto, un segundo párpado interior, un cráneo más grueso y un cerebro más pequeño. A continuación, cada detalle de esta evolución del homo sapiens, una diferente de la que conocemos.
El diseño y los hábitos típicos de los usuarios de los objetos tecnológicos modernos, como los teléfonos inteligentes y los monitores de computadora, tienen un impacto significativo en la forma en que nos sentamos y nos paramos. En este caso, la espalda y el cuello de Mindy estarán inclinados hacia su pecho.
Pasar horas mirando tu teléfono tensa el cuello y hace que tu columna pierda el equilibrio. En consecuencia, los músculos de su cuello tienen que hacer un esfuerzo adicional para sostener su cabeza. Sentarse frente a la computadora en la oficina durante horas y horas también significa que su torso se estira frente a sus caderas en lugar de apilarse recto y alineado”, indica Caleb Backe, un experto en salud y bienestar de Maple Holistics, entrevistado para la nota.
El vínculo entre la tecnología y la postura ahora está bien establecido, y es por eso que la espalda y el cuello de Mindy (que veremos con más detalle más adelante) están inclinados hacia su pecho.
El brazo de Mindy revela cambios anatómicos significativos por el uso del teléfono inteligente. Una es la “garra de texto” ocurre después de agarrar constantemente su teléfono inteligente, curvando los dedos en una posición poco natural durante largos períodos de tiempo.
“La forma en que sostenemos nuestros teléfonos puede causar tensión en ciertos puntos de contacto, lo que provoca la ´garra de texto´”, explica el doctor Nikola Djordjevic de Med Alert Help. Esto se conoce como síndrome del túnel cubital.
El brazo de Mindy tendrá el codo de 90 grados, conocido también como “codo de teléfono inteligente”. Esto se debe a la posición típica del brazo al sostener y usar teléfonos inteligentes, ya sea para uso general o cerca de nuestras orejas durante las llamadas telefónicas.
“Mantener el codo doblado durante mucho tiempo (la mayoría de las veces, mientras sostiene el teléfono) puede estirar el nervio detrás del codo y ejercer presión sobre él”, explicó el doctor Djordjevic.
¿Cómo puede afectar la tecnología nuestro cerebro? Existe una creciente preocupación sobre la radiación de radiofrecuencia emitida por los teléfonos inteligentes y las consecuencias que pueden causar para la salud cuando se exponen al cerebro.
En 2011, la Organización Mundial de la Salud clasificó la radiación de los teléfonos inteligentes como “posiblemente cancerígena para los humanos”; y un estudio de 2018 sugirió que esa radiación puede afectar el rendimiento de la memoria. Dado el impacto que podría tener sobre todos nosotros, Mindy ha desarrollado un cráneo un poco más grueso, lo que la protege de cualquier daño.
La tecnología también puede cambiar el tamaño de nuestros cerebros. Y es que gracias a los avances tecnológicos en agricultura, salud y muchos más ámbitos de la vida, ahora tenemos que hacer mucho menos para sobrevivir.
El cambio final de Mindy es posiblemente el más extravagante. Debido a que investigaciones apuntan a que las pantallas que causan dolores de cabeza, fatiga visual e incluso ceguera, “el cuerpo de Mindy podría desarrollar un párpado interno más grande para evitar la exposición a la luz excesiva, o el cristalino del ojo puede desarrollarse evolutivamente de modo que bloquee la luz azul entrante”. Así lo explicó Kasun Ratnayake de la Universidad de Toledo.
Además de todos estos efectos negativos, también hay que destacar los problemas físicos derivados de trastornos alimentarios como bajar o subir mucho de peso, problemas cervicales o musculares debido a pasar horas y horas quieto y con malas posturas.
El portal CCAdicciones de España, recomienda lo siguiente:
Una adicción es una conducta peligrosa de consumo de sustancias o productos de los que es complicado desprenderse ya que producen dependencia. La adicción a las tecnologías hace referencia al uso inadecuado y desmesurado de internet, móviles, ordenadores, videojuegos, etc.
Esta se da cuando una persona utiliza cada vez más los dispositivos tecnológicos, perdiendo poco a poco el poder de gestionar el tiempo y modo de uso, así como creando un malestar en momentos en los que no pueden ser utilizados, generando supeditación hacia el uso de estos aparatos.
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